Ciudad de México, 20 de octubre del 2022.- A solo seis semanas de que tomara las riendas del Reino Unido con la idea de proporcionar una sacudida neoliberal al país y resucitar el espíritu de Margaret Thatcher, Liz Truss presentó su dimisión al cargo, tras una serie de errores de cálculo y torpeza política.
Su gestión inició el pasado 06 de septiembre, tras una visita a la Reina Isabel II en su castillo de Balmoral, quien falleció el segundo día de su mandato.
Con la renuncia de la primera ministra que solo estuvo 44 días al frente del gobierno, culmina uno de los períodos más excepcionales y temblorosos de la historia reciente británica, que acaba con el mandato más breve de un primer ministro en Downing Street.
La ex primera ministra permanecerá en el cargo hasta que su partido designe un nuevo representante; sin la legitimidad con la que contaba Johnson gracias a su aplastante victoria en 2019 ni un gran respaldo en sus propias filas, Truss aterrizó en Downing Street con pies de barro.
El 23 de septiembre su entonces ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, presentara la mayor bajada de impuestos en medio siglo, sin más plan para financiar que endeudar al país; los mercados respondieron disparando la prima de la deuda soberana y hundiendo la libra. Ese día fue el principio del fin para Truss. A partir de entonces sólo pudo dedicarse a destituir a Kwarteng y enmendar una por una todas sus medidas, hasta llegar a la humillación final de ver al nuevo ministro de Economía, Jemery Hunt, desmontar por completo ante el Parlamento un plan lleno de “errores”.
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