Por Carlos Camacho
Es de suponerse que desde afuera el gobierno necesita de acicates para hacer su tarea y cumplirle a sus gobernados con lo que las leyes le demanda, y por eso, es de suponerse, que surgen organizaciones campesinas que están para defender a los desposeídos y obligar a los gobernantes a cumplirle con la dotación de los servicios elementales que por derecho les corresponde, y eso hace Antorcha Campesina, es de suponerse, aunque convierta esa “lucha” en ganancias para sus dirigentes y migajas para sus representados.
El viernes pasado, los dirigentes de Antorcha Campesina, decidieron que era una magnífica oportunidad de exhibir al gobierno insensible y se apersonaron en el sitio que visitaría la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, para acusar al gobernador Julio Menchaca de no atenderlos personalmente.
Querían entregarle una larga lista de peticiones, la misma que exhiben regularmente cuando salen a las calles o se plantean frente a las sedes del poder ejecutivo o en la alcaldía de Pachuca.
Lo que no dicen esos dirigentes, es que ya han sido atendidos por funcionarios del gobierno que han accedido a parte de sus demandas y tienen lista la ya escrituración de tres fraccionamientos, pero los dirigente exigen que las escrituras se les entreguen a ello para que a su vez, las entreguen a sus representados como una gestión propia.
Además, exigen seis mil despensas, esas que ya no se dan desde el sexenio pasado, que también quieren entregar a sus militantes como un triunfo de su lucha y no como una acción de gobierno en favor de los más desposeídos.
No es nuevo que los dirigentes nacionales y estatales de esta organización surgida como un brazo político del Partido Revolucionario Institucional (PRI), lleven una vida desahogada, viajan en autos de lujo, tienen cargos de elección popular, como lo tuvo recién la dirigente Guadalupe Orona, que fue regidora en el ayuntamiento de Pachuca.
Tampoco es ignorado que a las movilizaciones para exigir al gobierno el cumplimiento de su pliego petitorio, llevan condicionados a los manifestantes, que con guardias cubren sus cuotas para poder ser incluidos en programas sociales a su favor.
Antorcha Campesina, surgió en 1974 en Tecomán, Puebla, fundada por Aquiles Córdova Morán y un grupo de estudiantes de la Universidad Autónoma de Chapingo con el propósito de luchar por mejores condiciones de vida para campesinos y sectores populares.
A partir de la década de los 80 se extendió a otros estados y su estructura incluyó a sectores obreros, comerciantes y estudiantes, además de los campesinos.
Como brazo político del PRI, ha sido criticada por operar como una organización clientelar que moviliza a sus integrantes en eventos políticos a cambio de apoyos. En sus movilizaciones incluyen plantones para exigir recursos y programas sociales, bloqueos carreteros y oficinas gubernamentales.
En Hidalgo, su relación con el PRI no le ha resultado favorable, pues las marchas que organiza actualmente para presionar al gobierno morenista de Julio Menchaca, las ha realizado en gobiernos de filiación priista sin conseguir los resultados pretendidos.
Sigue siendo una organización con cierta influencia y mantiene su base con la promesa de mejores condiciones de vida, aunque los primeros beneficiarios sean sus dirigentes.
En su más reciente aparición, el secretario de Gobierno, Guillermo Olivares Reyna, los citó para platicar de sus demandas, aunque para desahogarlas, requerirían más de 90 reuniones. Su siguiente encuentro está pactado para el 21 de febrero.
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